29/10/08

Toronto y el asesino ciego



Should is a futile word. It's about what didn't happen. It belongs in a parallel universe. It belongs in another dimension of space.

---Margaret Atwood, The Blind Assassin

En 2005 tuve la oportunidad de visitar a un amigo en Toronto: ciudad de la cual quedé prendado desde el momento en que la vi desde el aire. Recién se había aprobado en el Parlamento el matrimonio para los homosexuales. Había un ambiente festivo en las calles (particularmente en Church St.), aún cuando el fin del verano era inminente. En ese entonces nada sabía yo de Margaret Atwood. Mucho menos que reside en Toronto.

Cinco años antes se publicó la novela que recién terminé de leer: The Blind Assassin. Una verdadera obra maestra: la novela dentro de la novela, la confesión de una octogenaria, las noticias del periódico, articuladas por medio de una confección cuidadosa y con la precisión de un escalpelo. Lo que diga será muy corto a comparación de lo que la novela ofrece. Es necesario leerla para descubrir el trabajo artesanal de Atwood. No en balde recibió este año el Asturias de las Letras.

La historia se sitúa en ocasiones en Toronto. Fui presa de una sensación rara (y al mismo tiempo familiar) al descubrir en ella calles, casas y edificios en donde anduve (al igual que Iris Chase): el Royal Ontario Museum, el Eaton's en Navidad, Union Station, Queen, Yonge, King, Spadina y la mismísima Church St. En dos momentos aparece una metáfora que alude a un equilibrista caminando sobre el flujo estruendoso de la caída en Niágara. El frágil balance entre ignorar el rugido del agua y concentrar la atención en la difícil acrobacia. A pesar de que la narración está situada alrededor de la Segunda Guerra Mundial, los edificios siguen ahí y las calles se llaman igual. La sensación es parecida al estar y no estar, el haber estado y el "qué tal si yo hubiera".

La novela fue recomendación de Liliana Blum, a quien le agradezco profundamente. Pienso en las ocasiones en que he estado cerca que he estado de llevar otra vida diferente a ésta. De vivir en otra ciudad. Haberme quedado en Toronto. Ser otro. Pero como reza el epígrafe de arriba, eso pertenece a otra dimensión del espacio.

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ATWOOD, Margaret, The Blind Assassin. Anchor Books, New York, 2001.

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