3/9/08

Poema de Hilda Doolittle

The Contest

by H.D.


I.

Your stature is modelled

with straight tool-edge:

you are chiselled like rocks

that are eaten by the sea.


With the turn and grasp of your wrist

and the chords' stretch,

there is a glint like worn brass.


The ridge of your breast is taut,

and under each shadow is sharp,

and between the clenched muscles

of your slender hips.


From the circle of your cropped hair

there is light,

and about your male torso

and the foot-arch and the straight ankle.


II.

You stand rigid and mighty –

granite and the ore in rocks;

a great band clasps your forehead

and its heavy twists of gold.


You are white - a limb of cypress

bent under a weight of snow.


You are splendid,

your arms are fire;

you have entered the hill-straits –

a sea treads upon the hill-slopes.


III.

Myrtle is about your head,

you have bent and caught the spray:

each leaf is sharp

against the lift and furrow

of your bound hair.


The narcissus has copied the arch

of your slight breast:

your feet are citron-flowers,

your knees, cut from white-ash,

your thighs are rock-cistus.


Your chin lifts straight

from the hollow of your curved throat

your shoulders are level –

they have melted rare silver

for their breadth.


----o----


La contienda

por H.D.


I

Tu estatura se moldeó

con herramienta cortante;

te cincelaron como a rocas

devoradas por el mar.


Al girar y tomar tu muñeca

y estirarse la cuerda,

surge un chispazo como de bronce usado.


La cresta de tu pecho tensa,

la sombra es aguda bajo cada uno

y entre los músculos apretados

de tus delgadas caderas.


Desde el círculo donde nace tu cabello

emerge luz,

y sobre tu masculino torso

y el arco del pie y el tobillo recto.


II

Te yergues rígido y majestuoso,

el granito y el mineral en rocas;

una gran cinta contiene tu frente

y sus pesados jirones de oro.


Eres blanco, un tronco de ciprés

inclinado bajo una carga de nieve.


Eres espléndido,

tus brazos son fuego;

has penetrado a los estrechos de la colina,

un mar huella sus cuestas.


III

El mirto te circunda la cabeza,

te has inclinado a recibir el rocío:

cada hoja es filosa

entre la onda y el surco

de tu cabello atado.


El narciso ha copiado el arco

de tu delicado pecho:

tus pies son flores de acitrón,

tus rodillas, hechas de blanca ceniza,

tus muslos son cistos de roca.


Tu mentón se alza recto

desde el hueco de tu curvado cuello,

tus hombros son rectitud,

se ha derretido extraña plata

para forjar su aliento.


[Versión de Pura López Colomé]

No hay comentarios:

Publicar un comentario