30/9/09

Y

La palabra cuerpo bebió de la fuente simultánea que se caldea en el mapa donde ocurren las fábulas en superficie de muslos para ser bebidos. Pues sin mayor perturbación, dentro de una cabina climatizada, el zapping múltiple de las señales radioeléctricas centradas a la nuca. Se habla de inclinarse, arrodillarse, vertirse. Intermitencia de lo otro.

La palabra cuerpo se solaza e ilumina la mirada de quienes aguardan el impacto, movimiento, traslación de los muelles que suspenden una historia armada por retazos del idioma estrangulado al interior de puños contra el velo inaugural. Hubo una pausa para las definiciones prescindibles, inscripciones del contacto y paleográfica epidérmica. Un espacio para la mesura.

Y la palabra cuerpo quedó sola con la certeza de que, hacia el fin de la semana, rasgaría el aire en función de la economía del siguiente paso.

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