19/5/10

Los Artistas Tamaulipecos como Gestores del Desarrollo Cultural en Tamaulipas: Necesidades y Propuestas.

Por Sandra Muñoz

Los artistas tamaulipecos estamos conscientes de la importancia de nuestro trabajo como mediadores sociales. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 27, dispone que de la misma forma en que se debe tener acceso a la equidad en la educación, el trabajo, la propiedad o las condiciones dignas de vida, “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten (ONU, 2009)”. De ahí, la importancia de proponer acciones para que los instrumentos y las capacidades artísticas y culturales puedan implementarse de la mejor manera posible, pues sin ellos, hoy en día es inalcanzable la comprensión y transformación significativa de la sociedad. Los valores intrínsecos del arte y la cultura tales como la creatividad, el conocimiento crítico, la ritualidad y la memoria, adquieren hoy más vigencia que nunca al caracterizar la relevancia del papel que juegan los artistas como actores primordiales para lograr plenamente este derecho.

En Tamaulipas, una de las prioridades dentro del ámbito cultural es la creación de públicos. Los artistas tamaulipecos estamos muy preocupados porque sabemos perfectamente que es muy difícil crearlos, y muy fácil perderlos; esto es terrible para nosotros, ya que el público es el elemento con el cual cerramos el círculo de la creación y, en muchos sentidos, la razón de ser de nuestro trabajo.

Los artistas tamaulipecos nos percatamos con tristeza que los espacios dedicados a la exhibición y consumo de la producción artística en nuestro estado muestran una asistencia insuficiente. Añoramos la incorporación de nuevos públicos, la presencia y la participación activa de nuestras comunidades en las salas de teatro, museos, foros, galerías, espacios de lectura y espacios de arte público. Por ello, algunos creadores nos cuestionamos constantemente ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué no estamos cautivando a esos grupos de personas que son capaces de compartir en un tiempo y en un espacio definido una o varias experiencias culturales y recreativas? Tal vez ya no estamos respondiendo contemporáneamente a las aspiraciones y deseos de la sociedad en la que nos desenvolvemos como creadores; tal vez no nos estamos conectando ya ni técnica, ni simbólicamente con el universo conceptual de las personas que nos observan; tal vez, y cuesta trabajo admitirlo, nos hemos estancado.

Frente a este panorama, es necesario preguntarse ¿Qué necesitamos los artistas tamaulipecos para garantizar un espacio público de la cultura y las artes abierto, responsable y creativo? Necesitamos formación. Sabemos que la posibilidad de progreso social y cultural requiere, en primer lugar, inversión en el adiestramiento cultural, es decir en las múltiples modalidades de la educación en el sentido más amplio del término. Necesitamos dotarnos de herramientas técnicas, y ser capaces de transmitir a los jóvenes que se inician en el quehacer artístico todo lo que sí es transmisible de este complejo proceso que es la creación artística. Pero también necesitamos que nuestras autoridades generen, den continuidad y sustento jurídico a un proyecto de desarrollo cultural integral, transparente y descentralizado, el cual resulta indispensable para la eficaz relación entre cultura, arte y ciudadanía. Es con base en lo anterior que proponemos:

  1. Desarrollar programas especiales de formación y actualización continua que sienten bases metodológicas en las nuevas generaciones de creadores y funden, sobre un esquema de corresponsabilidades, las condiciones para que los profesionales de las artes contemos con un espacio académico que nos permita mantenernos actualizados y por lo tanto vigentes. Por ello, resulta imprescindible proveer espacios de excelencia formativa para la profesionalización, que a su vez alienten el desarrollo de nuevos procedimientos creativos para las futuras generaciones.
  2. Aunque en nuestro Estado a veces la oferta de este tipo de programas pareciera ser abundante, rara vez se vincula con nuestro medio local de producción artística y, a falta de seguimiento, no impacta de manera significativa en mejoras dentro de nuestra práctica, por esto proponemos la preferencia por las propuestas académicas (culturales y/o artísticas) que comporten un programa efectivo de mediana o larga duración que permita a los artistas ver un panorama más amplio, escuchar voces disímbolas, diseminar sus conocimientos y asumir que la actividad creadora tiene por objeto la creación de nuevos modos expresivos, de nuevos lenguajes en procesos de ensayo, error y riesgo en la producción artística.
  3. Dar continuidad a los Festivales culturales y artísticos ya existentes en nuestro Estado propiciando una mayor participación de los artistas estatales dentro de los mismos, pues han demostrado ser un medio de confrontar nuestro trabajo artístico con otros públicos y otras estéticas. Los creadores de Tamaulipas necesitamos edificar redes de proximidad que nos vinculen como artistas, permitiéndonos así erigir un gran núcleo cultural desde lo heterogéneo de cada una de nuestras propuestas. Y desde luego, los creadores de Tamaulipas requerimos que las instituciones y autoridades culturales nos brinden su apoyo para difundir nuestro quehacer en los ámbitos nacional e internacional. Tamaulipas es un estado que cuenta con creadores, cuya trayectoria, obra y presencia en el panorama cultural de México y el mundo, deben ser reconocidas, respaldadas y difundidas por los propios tamaulipecos de cara a los escenarios globalizados de la cultura.
  4. Es por ello que comunidad cultural tamaulipeca, necesita ser representada y dirigida por autoridades culturales competentes y sensibles, funcionarios de primer nivel que posean los conocimientos, habilidades y experiencia para saber conducir el rumbo del arte y la cultura en Tamaulipas hacia nuevos y más ambiciosos derroteros. Para transformar a nuestro Estado en punta de lanza de la vida cultural del norte del país.
  5. Implementar un programa para la planeación, construcción y mantenimiento de la infraestructura cultural en el Estado, así como para la recuperación de espacios que en algún tiempo fueron destinados al quehacer artístico-cultural y que hemos perdido. Rescatar los sitios considerados “históricos”, tales como las antiguas estaciones de trenes y otras edificaciones con un valor arquitectónico y patrimonial identitario, con la finalidad de construir y dar vida a nuevos espacios de arte público, para convertirlos en espacios emocionales, sensitivos, construidos desde la espiritualidad, desde la cultura entendida como saber y forma de vida, espacios en donde la interacción entre el artista y la comunidad en donde realiza su obra estén en constante diálogo.
  6. Por otra parte, sabemos que no todas las personas están preparadas para relacionarse con ciertos códigos y formas de percepción que les permitan disfrutar las distintas manifestaciones artísticas o aceptar nuevas propuestas estéticas, sin embargo creemos que esto es capaz de aprenderse, enriquecerse y transformarse Para interactuar con públicos críticos y sensibles, capaces de relacionarse con nuestras propuestas, públicos que no solamente observen, si no que sean capaces de participar en la construcción de significados, es necesario implementar programas de formación de públicos inteligentes para las artes, pues los artistas no queremos encasillar al público sólo como consumidores potenciales.

Los artistas tamaulipecos, necesitamos herramientas para crecer y desarrollar nuestras propuestas y sabemos que parte importante de ello es tener un proyecto artístico-cultural congruente, viable, con impacto social, con interacción con sus públicos y perspectivas. Entre mayor solidez, congruencia y calidad tenga el proyecto cultural o el producto artístico, mejores posibilidades existen de conectar con públicos específicos y eso es precisamente lo que queremos: profesionalizar nuestra actividad, en el mejor sentido del término, solidificando así una realidad cultural fuerte, como un antídoto para hacer frente a muchos de los desequilibrios existentes en nuestra sociedad. De ahí, la relevancia de este foro de expresión, a través del cual, los artistas tamaulipecos tenemos hoy la posibilidad y el deber de hacer escuchar nuestra voz, de hacer causa común por el bien de la cultura y el arte en Tamaulipas.

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