20/6/10

Estación. [De nuevo, Laredo.]

En Nuevo Laredo, la gente: cálida como su clima y cercana como quien vive lejos de todo y cruzando el río.

para Luis Edoardo Torres
supliendo una dedicatoria que no fue

No es sólo el haber estado. No el dónde ni el cuándo. Es otra cosa. Llegó el aviso de que iría a Nuevo Laredo y en seguida la sucesión de imágenes: los puentes, las plazas (particularmente la del reloj), la comida, el sol (pues allá tiene una manera especial de arder) y el calor.

Había estado ahí en 2004. Lo que fui a hacer nada tenía que ver con la literatura, pero me dio la oportunidad de conocer una ciudad más allá de todo lo que de ella se dice, o que se dijo en aquel tiempo. Caminar sobre la reverberación del asfalto, las texturas de los muros, el olor a desierto y a frontera, ese sabor de algo que se quema. La gente. Inagotable gente. La multitud. Esa cualidad advertible de estar siempre en tránsito. De ir con urgencia siempre a algún lado. Como cruzar el puente, por ejemplo. Bullicio, movilidad, flujo.

No en balde se dice que Nuevo Laredo, tras la mutilación del territorio mexicano, fue fundada por el trabajo de su gente.

En esta ocasión fui a presentar un libro. Un libro que es mío. A compartirlo con la gente de Nuevo Laredo. Y fue así que pude advertir esto que refiero. La gente aquí también trabaja con el mismo empeño en las disciplinas artísticas. Quiero hablar con especial énfasis de la escritura. Tanto que desde el año pasado se encuentra funciones un espacio dedicado enteramente a la literatura. Una antigua estación del tren. Un edificio grande que ahora alberga libros y lectores. Otros viajes, otros pasajeros. Estación Palabra es un espacio dedicado a los escritores, a los lectores, la profesionalización de la escritura y la formación de públicos.

Si bien Nuevo Laredo comparte similitudes (también los mismos y terribles males) con otras ciudades del estado, esta es la única que cuenta con un espacio así. Los neolaredenses han sabido apropiarse de este lugar. Hacerlo suyo para hacer lo suyo. De nada sirven los enormes Centros y Espacios Culturales si la gente no acude. La Estación es un albergue que tiene vida: bullicio, movilidad, flujo. Diálogo, intercambio. Y esto es posible sólo gracias a su gente. Esa gente de la que hablo y que posee una auténtica consciencia de grupo. De colaboración, de esfuerzo. Esa misma gente que supo ganarle terreno al desierto, en contra de la inclemencia de su clima, para establecerse en aquel último (o, ¿primer?) extremo de Tamaulipas.

Pienso en el sentido que frases como "sólido sur" guardaron en otros días. No ahora. Ahora bien: ¿cuándo un espacio semejante en Tampico, Madero, Altamira?

Sea este post sólo una muestra de agradecimiento a los paisanos que hicieron de mi estancia en la frontera un verdadero placer.

3 comentarios:

  1. Tengo años diciendo que el epicentro cultural de este maldito estado no está en Tampico; no está en Victoria ni en Reynosa ni en Matamoros. Se encuentra en Nuevo Laredo. Y por desgracia, todavía no lo conozco.

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  2. Gracias a ti, por compartir tu tiempo con nosotros :)

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  3. victor hugo garcia22/6/10, 11:58

    Gracias por tus palabras.Nuevo Laredo no solo lo conforman ni lo representan las calles y los edificios ni los males que lo azotan.Nuevo Laredo esta lleno de riquezas invaluables que son su gente, y de talentos mundiales. De una raza que no solo sobrevive al calor desertico,si no tambien a las adversidades de su situacion geografica.

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